por Natalia Morales
El jueves de comadres es un día destinado plenamente a la
confraternidad, la diversión y agasajo entre las mujeres. Día no
negociable para mí. Para miles de mujeres del norte argentino, de
Bolivia y otros paises latinos. Es parte de los festejos previos del
carnaval. Los llamados ablandes que empiezan desde enero. Pero este
mucho más significativo y masivo. Es que las mujeres por un día se
deshacen de sus obligaciones hogareñas, familiares y laborales para
homenajear a la mujer. Las reglas se revierten. Las comadres tienen
prioridad durante el día. "Los hombres en la casa y con los hijos", "que
cocinen ellos ahora" "acá que ni opinen" se repiten por varios lugares.
Los que se atreven a bailar o participar son blanco fácil para
empaparlos de talco, de espuma y todo tipo de cargadas. "que lo echen
gritan en grupos". Ni la policía se salva. Las comadres beben alcohol
delante de ellos. Como esperando algún
tipo de provocación para avalanzarse en masa. No se atreven. "cana amargado" "fueraaa!". Los festejos son diversos. Algunas comadres
empiezan a brindar desde temprano. Se visitan entre casas o negocios.
Se abrazan de manera sentida. Generando identidad entre las mujeres. Ese
día todas son comadres. Las famosas vacunas, bebida con alcohol, se
potencian de alcohol a medida que pasan las horas. Temprano una, al
mediodía tres sino dejas tus compromisos y salis a comadrear, dicen
algunas. El papel picado. talco y un ramo de albahaca van decorando los
cuerpos femeninos. Por la radios provinciales se escuchan coplas,
saludos y deseos de prosperidad entre las comadres. Llega el mediodía y
varios negocios cierran. Unos de los pocos días en que mi madre que
atiende un quiosco decide abandonarlo. "Yo me voy", "tu padre que haga lo
que quiera". Algunas calles del centro jujeño son cortadas por las
comparsas. Los topamientos entre comadres que bailan por las calles son
múltiples. Las invitaciones, comida y bebida "gratis" para las comadres,
empiezan a multiplicarse por todos los rincones norteños. Bandas de
musica, bombos, anatas y trompetas suenan a la par. Primero en la calle
despues concentrando en casas, salones, galpones. En la ciudad y en el
campo. La fiesta hasta altas horas de la noche no parece acabar. Las
calaveras al otro día no van a chillar por las ritmos de libertad
vividos en jueves. La posibilidad de revertir el estado de las cosas
para las mujeres una practica ancestral.