martes, 31 de diciembre de 2013

Año nuevo: a los jóvenes K


Escribimos al borde del 2013 cayendo ya al año que sigue. Este año fue el de su festejo, el de la “década ganada”. Mucho festejaron, mucho se festejaron a ustedes mismos. Saltaron, cantaron. Se divirtieron con cantantes populares que subían a sus escenarios. Cantaron que eran los soldados de su modelo, una y otra vez. Los soldados del modelo. Diez años. ¿Se pusieron a pensar en algún instante que no todos festejamos los diez años? Y no hablamos de Clarín y sus súbditos ¿pensaron que quizás, haya gente a la cuál no le fue tan bien como a ustedes? Mientras, ustedes festejan. Sin ahondar en números solo les diremos que más de la mitad de nuestra clase obrera vive, día a día, condiciones de precarización laboral, de la cuál un 35% lo hace directamente en negro. Mientras, ustedes festejan. No son solo números, cifras frías, indiferentes. Estamos hablando de la vida de mucha gente, y de sus hijos. Diez años no se cuentan igual para todos. Festejan y brindan con ustedes los dueños de grandes cadenas de supermercados, de plantas automotrices, los patrones del campo, los banqueros, y así. A ellos si les fue bien. Diez años no se cuentan igual para todos. La década obrera difícil pueda ser una década ganada. Mientras ustedes festejaban, los trabajadores dejaban sus cuerpos en el trabajo. En diez años, millones de trabajadores contrajeron enfermedades irreversibles. No solo la tendinitis, de la cual la cínica de su presidenta, esa por la que “dan la vida”, se burló. Podemos hablar hasta de amputación de dedos, de hernias de disco, de lumbalgias y así aún mucho peores. No, no se vuelve atrás. Mientras, ustedes festejan. Podemos ir más allá y hablar de las muertes obreras por ejemplo en la construcción. Muertes, sí leyeron bien, muertes. 

Tenemos que decirles que sus diez años, esos en los que consiguieron puestitos muy rentables en rincones de Ministerios, no fueron tan disfrutados en el abajo. Los diez años de los trabajadores no son diez años, el envejecimiento del cuerpo es mucho mayor. Los diez años obreros, esos que festejan son a veces 15, a veces 20 y a veces 30 años en el cuerpo del trabajador. No, no se vuelve atrás. Es cosa seria, no banderita. En el cuerpo del que carga las bolsas en el mercado, del que mueve sus brazos como una parte más de la máquina hasta cualquier hora en la fábrica, del que le pone el cuerpo a la salud pública que su gobierno desfinancia, de los que cosechan los campos ajenos partiéndose la espalda sacando las uvas que ustedes comen, de los que cosen sus ropas y así podemos seguir y seguir. No, no es lo mismo. Mientras, ustedes festejan. Tampoco son lo mismo los diez años vividos en los Contries que proliferaron por todo el país, entre algodones, que en las viviendas pobres esas que cada lluvia fuerte inundó, a las que cada viento fuerte voló las chapas que hacían de techo. Ah cierto! Ustedes, con total hipocresía, se ponían pecheras y se hacían los que ayudaban. Ahí, en esas viviendas, crecen millones de pibes contrayendo enfermedades curables por las que mueren. Mientras, ustedes festejan. No son lo mismo diez años viajando en sus lujosos autos que levantándose dos horas antes de la ya larga y pesada jornada laboral para viajar como ganado corriendo peligro de muerte como en Once. ¿Les suena “Once”? No, no es lo mismo. Mientras, ustedes festejan. Su “década ganada” no lo es para los trabajadores. No. Hoy levantaremos las copas para brindar porque se acabe la explotación, por acabar con la dictadura del capital, no brindaremos por su década ganada, brindaremos por acabar en las calles, en la fábricas, en las escuelas, en los hospitales, en los campos, en todos los rincones del país, con su gobierno y con la dominación de la criminal burguesía. Si, somos más socialistas que nunca. Hoy brindaremos, pero no con ustedes.

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